El zapatismo mexicano surgido a partir del levantamiento armado de 1994 y la tradición de lucha del katarismo boliviano continúan orientando distintos movimientos sociales e indígenas que fungen hoy en día como posición de contrapoder frente al proyecto neoliberal dominante que se articula con nacionalismos homogeneizantes y excluyentes.
Katarismo y zapatismo continúan avanzando como proyectos políticos que se caracterizan por formas alternas de concebir y hacer política a partir del ensayo de nuevas formas de gobernar y gobernarse; la articulación de la memoria larga con la memoria reciente de la represión estatal; la defensa del territorio y sus recursos naturales frente a la voracidad transnacional y el contubernio de clases políticas nacionales; la apuesta por un reconocimiento de la diversidad cultural entendido como lucha de poder y proyecto político; la participación autogestiva de sus miembros en proyectos educativos, sanitarios y de justicia comunitaria; y el uso alterno de medios de comunicación masiva y una producción cultural a partir de su lucha cotidiana.
Si bien las lecturas críticas que el zapatismo y el katarismo han venido haciendo de los proyectos nacionales vigentes en sus respectivos países confieren les confieren legitimidad y los mantienen como contrapunto que ha logrado bloquear la instauración del libre mercado al menos en los territorios que controlan, es también esta posición crítica a los partidos políticos reconocidos, incluyendo los que se autoadscriben a posiciones de izquierda, la que ha impedido que tenga un mayor peso en el espacio público.
Palabras claves: zapatismo, katarismo, memoria, movimiento indígena, nacionalismo
Autores: Cerda García, Alejandro (Universidad Autónoma Metropolitana de México, Mexico / Mexiko)