Uno de los pilares que conformaron a las ciudades mexicanas desde la segunda mitad del siglo XVIII es el orden policiaco. El puente entre los últimos virreyes ilustrados, los presidentes constitucionalistas y el periodo porfirista es un continuo que requiere ser subrayado, en tanto la documentación, proyectos y asuntos relativos a la vigilancia y orden de las urbes se fueron tejiendo a partir de las propuestas de los virreyes ilustrados. Los Bandos, reglamentos, divisiones territoriales y órdenes policiacas dirigidas a la población durante el siglo XIX, fueron una reinterpretación de las dictadas por el virrey Revillagigedo. La figura del alcalde de cuartel, la división espacial de cuarteles menores inmersos en cuarteles mayores, la figura del sereno o del guardián, así como las potestades de aquellos actores emergidos del mismo vecindario, pasaron por diversas reglamentaciones durante los gobiernos constitucionalistas y luego con el equipo de los científicos porfiristas. Tomando como referente la documentación dieciochesca –que clamaba por el embellecimiento, orden, circulación y linealidad urbanas- la seguridad, vigilancia y control urbano desplazaron sus prácticas y significados historiográficos: del orden barrial y microespacial, la policía tomó la forma de cuerpo del orden institucional.
Palavras-chaves: POLICÍA, MEXICO, HISTORIOGRAFIA, CIUDAD
Autores: Dávalos, Marcela (DEH-INAH, Mexico / Mexiko)